Evaluación del
contenido del Test
A
la hora de valorar el contenido del relato, el propio creador del test
consideraba que había que tener en cuenta seis aspectos principales.
El
héroe o protagonista de la historia es uno de dichos elementos. En aquellas
láminas con más de un personaje, es el sujeto con el cual el paciente se
identifica y en el cual centra la historia. Generalmente es el que tiene mayor
parecido con el paciente en sí. Hay que tener en cuenta que las láminas en sí
no marcan claramente la existencia de un individuo principal, siendo el sujeto
quien lo escoge. Asimismo, se observa si el paciente escoge a un solo
protagonista o este va cambiando a lo largo del discurso o si escoge a un
grupo, animal u objeto como tal.
También se ha de valorar la
existencia de diferentes cualidades en dicho protagonista y el
rol que tiene en la narración (es bueno/malo, activo/pasivo, fuerte/débil...).
El con quién se identifique y como sea dicho personaje nos informa del auto concepto del paciente analizado.
Otro
de los puntos a remarcar, vinculado al anterior, es la motivación y las necesidades del héroe.
Cómo se siente o qué quiere o le motiva internamente a actuar como lo hace.
Proteger a seres queridos, odio o amor, o lo que le hagan sentir los sucesos
son parte de este aspecto. También se asocia a los propios objetivos y metas.
El
tercer punto clave son las presiones a las que se ve sometido, o lo que le
sucede al sujeto y que puede marcar su modo de actuar. Aquí es posible valorar
posibles preocupaciones o situaciones estresantes o traumáticas que estén
afectando a la vida del paciente.
El
ambiente es el cuarto de los principales aspectos a valorar. El paciente debe
interpretar no solo al héroe y lo que le ocurre sino valorar la situación en
que se encuentra. El entorno y la relación con los demás personajes, o cómo son
estos personajes o los roles que cumplen (son familia, pareja, amigos,
enemigos, amenazas, meros testigos…), son grandes ejemplos. Puede informar del modo de relacionarse con el
entorno y la percepción de éste por parte del paciente.
El
quinto de los elementos a valorar es el propio desarrollo de la historia. Como
se suceden los acontecimientos, cómo se inician y cómo culminan. Ello, por
cierto, puede relacionarse con las expectativas reales del paciente respecto a
su propia autoeficacia y con su estado de ánimo.
El
último, pero no menos importante punto de análisis es la temática de la
historia, las cuales tienden a
estar vinculadas a las preocupaciones e inquietudes del paciente. Por
ejemplo, alguien deprimido y/o con ideas suicidas va a tender a reproducir
elementos vinculados a la muerte, o alguien obsesionado con la limpieza y los
gérmenes con enfermedades.
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